Esta semana hemos comprobado que se puede disolver una cantidad mucho mayor de azúcar en agua caliente que en agua fría. Empezamos echando azucarillos en agua fría, al llegar al sexto quedaban en el fondo unos granitos sin disolver, es decir, ya teníamos una disolución saturada. Calentamos esta disolución y entonces se disolvieron ¡once! azucarillos más. Esta se llama disolución sobresaturada.
Hemos guardado un poco en un frasco con un trocito de cuerda colgando, a ver si al enfriarse podemos ver cómo cristaliza el azúcar.
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